lunes, 31 de octubre de 2011

Compromiso.

Tras su última jugada, lancé el anillo lejos, armé un viejo bolso con ropa, algo de plata y salí de allí, no sin antes darle una bofetada y decirle que era una puta. "Haz lo que quieras con la casa, aun así no podrás venderla." le dije. Ya en el portón, le eché una última mirada a aquella casa estilo colonial tan bonita que adornó mis inviernos más fríos junto a ella.

Este era el último día de invierno en que compartíamos la misma cama. Mientras recordaba sus últimas palabras, hacía mi camino hacia El Golf. Ya era medianoche.

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